¿Cuál es la última de las libertades?

Una (otra) pregunta extremadamente interesante a la que merece la pena buscarle respuesta individual, evitando conformarse con respuestas propuestas por otros por mucha difusión que hayan conseguido.

Aunque, si no sabes ni por dónde empezar siempre es buena opción comenzar por lo que han dicho otros.

En su libro “El hombre en busca de sentido”, escrito durante su experiencia de supervivencia a un campo de concentración nazi, Viktor Frankl llega a la conclusión de que no importa lo lamentable, deteriorada y falta de libertades que sea la situación, existe una última libertad que nadie te puede arrebatar: la libertad de elegir tu actitud personal frente a los acontecimientos.

“Es esa libertad espiritual que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.” dice V. Frankl.

John Stuart Mill dice que “no existe la libertad de renunciar a la libertad”, que es una parte esencial del espíritu humano al que no podemos renunciar. No puede ser ésta, por tanto, según Mill, la última de las libertades.

Mi propuesta es que la última de todas las libertades es tener el poder y la capacidad de renunciar a tu libertad en favor de la libertad de otro/s.