Sobre la salud mental

El tema de la semana es la salud mental, así en general, porque la mejor gimnasta artística de todos los tiempos, Simon Biles, se ha retirado de las pruebas de las Olimpiadas de Tokio en las que participaba.

Simon Biles, una deportista de élite, con un día a día dedicado exclusivamente a la preparación física y la alimentación, participando en un campeonato que sucede cada 4 años y a la que sólo van los mejores, ha decidido no participar por no encontrarse bien mentalmente, y enseguida esto le vale a muchos como acicate para hablar de la horrible salud mental de la población en general.

Hablar de la salud mental aprovechando este suceso es como ir a revisar el líquido de frenos de tu coche porque a Elon Musk le ha explosionado uno de sus cohetes reutilizables. Es comparar castañas con huevos.

Pero ya que ha salido el tema, aprovecho.

¿De dónde viene la mala salud mental? ¿Aparece de la misma forma que un mago saca un conejo de la chistera? ¿Cómo se produce? ¿Qué es la salud mental?

La salud mental no es nada. La salud mental no existe. Es otro invento para hablar de presupuestos, de comités y de planes estratégicos que, vaya casualidad, va a hacer un amigo del diputado.

La salud mental es un término abstracto, igual que lo es la forma física. ¿Qué es la forma física? ¿Qué significa estar en forma? ¿Está en forma un tipo que hace 100 km corriendo todos los fines de semana, pero que no puede estar en sentadilla 1 minuto?

¿Qué es tener buena salud mental? ¿Cómo la medimos? ¿La medimos en los días que no apetece ir a la oficina a enviar emails o en qué lo medimos?

Al final, sólo hay que observar un poco para darse cuenta de que hablar de salud mental es una excusa para no hablar de los verdaderos problemas que producen la mala salud mental. Porque la mala salud mental es algo etéreo que no se puede solucionar, con lo cual nadie es culpable, mientras que los problemas que generan mala salud mental sí se pueden solucionar y sí podemos señalar a algunos culpables.

Así es que, cuando alguien te hable de salud mental, dile: “no me hables de salud mental, ….”

  • Háblame de la, prácticamente, inexistente medicina preventiva en el sistema de salud.
  • Háblame de la profunda desconexión con la naturaleza de la sociedad y las ciudades.
  • Háblame de las horas que se mueve una persona en un día. Moverse: sudar, estresar, tensionar, estirar el cuerpo.
  • Háblame de las horas y los lugares disponibles para estar en silencio.
  • Háblame de las horas y lugares disponibles para dedicar tiempo a pensar, a meditar, a estar tranquilo, sin la presión de tener que conseguir dinero para pagar el abono transportes.
  • Háblame de la basura de alimentación que lleva la mayoría.
  • Háblame del consumo de alcohol (oh, vaya un depresor).
  • Háblame del consumo de cocaína.
  • Háblame de la cantidad de salario que se va a pagar piso de alquiler.
  • Háblame de vivir en pisos con ventanas de los años 70, sin luz natural y con muebles viejos.
  • Háblame de los trabajos de mierda que hace la mayoría.
  • Háblame de los horarios de trabajo que no dejan tiempo para nada, de salir a las 20 y mandar emails los fines de semana.
  • Háblame de la cantidad de horas que pasa la gente sentada delante de una pantalla.
  • Háblame del presentismo en la oficina y de echar horas.
  • Háblame de la burocracia y la atención de mierda que recibimos los ciudadanos cuando tratamos con la administración.
  • Háblame del régimen de semi-esclavitud en el que vivimos (lo del semi va porque la mitad del año trabajamos para pagar este estado hipertrofiado que resuelve).
  • Háblame de que el 33% de la población son esclavos del 66% restante.
  • Háblame de la presión fiscal que sufren los autónomos, que empiezan el mes con 300 € de menos en su cuenta.
  • Háblame de los millones de funcionarios que hacen tareas simples, repetitivas y anodinas.
  • Háblame de la indemnización por despido, que hace que la gente se agarre al puesto de trabajo como si fuera una línea de vida.
  • Háblame de la indemnización por despido, que hace que los empresarios tengan que seguir tragando con trabajadores caros, improductivos y desganados.
  • Háblame de directivos que se embolsan millones de euros mientras contratan becarios a 0 €.
  • Háblame de los cientos de miles de personas que viven del cuento (sindicatos, políticos, asociaciones afines) y a costa de los demás.
  • Háblame de corrupción.
  • Háblame de las puertas giratorias y de los think tanks formados por expolíticos que se dedican a repartir(se) los contratos, subvenciones y fondos a sus afines.
  • Háblame de la educación del siglo pasado que reciben los chavales.
  • Háblame de tener a los chavales 8 horas sentados escuchando a un señor/a mayor desganado/a contando cosas inútiles.
  • Háblame de una educación universitaria que no sirve para encontrar un trabajo.
  • Háblame de la obsesión por el consumo, de ese martilleo constate para que compres cosas.
  • Háblame de la obsolescencia programada.
  • Háblame de la basura en las playas, en el mar, en los parques y en los bosques.
  • Háblame de la mierda en las calles, plazas y jardines.
  • Háblame de ruido, y de la contaminación sonora, lumínica y del aire que sufrimos todas las horas del día.
  • No me hables de personas con depresión, de suicidio o de intentos de suicidio, háblame de todo lo que ocurre antes.

¿Queréis solucionar una gran parte de los problemas de salud mental?

  • Dejad que la gente viva.
  • Dejad que la gente tenga mucho tiempo libre.
  • Dejad que la gente tenga bastante con poco y suficiente con nada.
  • En definitiva: dejad que la gente sea libre y dejad de hablar de salud mental porque no significa nada y sabemos que sólo es una excusa para hablar de aumentar el presupuesto.

No me hablas de salud mental, háblame de libertad.