La relación señal/ruido de lo que tú emites.

Hemos estado una semana en Four Trees, un lugar en medio del Alentejo portugués, y he venido con algunas ideas relacionadas con la libertad que quiero compartir. Esta, sobre la relación señal/ruido, es la primera de ellas.

Las siguientes irán sobre “avanzar” y sobre la relación entre la salud y la libertad. Avanzar exige maestros y dejar de repetir; y la salud y la libertad se conectan mediantes estresores.


El ruido es uno de mis temas recurrentes. Ya he escrito alguna vez sobre el tema y cuando escribo aquí, o realizo cualquier otra actividad, lo hago pensando en mi concepción de ruido que te cuento más abajo.

Me interesa el ruido porque consume parte de nuestros limitados recursos. La cantidad de información que podemos dejar entrar a través de nuestros sentidos es limitada, nuestra capacidad y habilidad para hacer algo con esa información que recibimos también es limitada, y nuestro tiempo en este planeta es limitado.

El ruido nos roba libertad porque se apodera de (¿secuestra?) nuestro tiempo y nuestros sentidos, aunque sea por un instante.

Todos vemos claro que el sonido del tráfico es ruido, que un letrero excesivamente luminoso es ruido o que un anuncio, que interrumpe eso a lo que estoy prestando atención, es ruido; pero pocas personas se han planteado que un perfume también puede ser ruido, que el maquillaje puede ser ruido, o que estar rodeado de personas que no te permiten crecer o aprender cosas nuevas (léase incrementar tu libertad) es estar rodeado de ruido.

Cualquier señal luminosa, sonora u olfativa que me llegue sin yo haberlo querido es ruido; y si lo que me llega es basura, aunque no fuese indeseado, también se considera ruido; y si lo que me llega no es directamente basura, pero no es lo que yo necesito para avanzar también es ruido.

A través de la información que nos llega por los sentidos gestionamos (enfocamos) nuestra atención y la atención (el foco) es lo que utilizamos, y necesitamos, para crear, para avanzar en una disciplina o para resolver asuntos internos o externos.

Es condición indispensable pasar tiempo sin interrupciones para llegar a verdaderos estados de atención o foco, y es condición indispensable experimentar reiteradamente situaciones alineadas con nuestros intereses (es decir, que no sean ruido) para que esta atención o foco den resultados satisfactorios

Tenemos la responsabilidad de exigir, buscar y acudir a lugares sin ruido.

Nuestra mente necesita dejar de recibir impactos exógenos para resolver cosas. Necesitamos calma y tranquilidad. Pertenecemos a la naturaleza y en la naturaleza no hay estridencias. Piensa en el mar, en un río, en una cascada o en un bosque. Son escenarios estables. No hay variaciones exageradas, no hay interrupciones. En estos lugares nuestra mente se relaja, deja de esta alerta con lo que ocurre fuera y se centra en lo que ocurre dentro. Empiezan a ocurrir cosas interesantes. Llámalo meditar o llámalo como te dé la gana, pero es imprescindible pasar tiempo en lugares así.

Y por supuesto, tenemos la responsabilidad de rodearnos de personas que no son ruido y tenemos la responsabilidad de exigir, buscar y participar de experiencias que no sean ruido.

Si no lo haces te puedo asegurar que sufrirás las consecuencias.

La relación señal/ruido.

La relación señal/ruido es una medida habitual en la transmisión de información que nos indica la cantidad de información deseada (señal) que recibo respecto a la no deseada (ruido).

La relación señal/ruido de un lugar como Four Trees, es todo señal y poco ruido. Es la relación señal/ruido de la naturaleza y de un lugar que funciona respetando a la naturaleza

Pensando sobre esto lo conecté con la relación señal/ruido de cada uno de nosotros, de lo que emitimos, comunicamos y publicamos nosotros, no de lo que recibimos.

Ya sabemos que recibimos mucho ruido, pero ¿qué pasa con lo que emitimos nosotros?

Hace 20 años, cuando decías o hacías algo solo se enteraban los 5 que tuvieras alrededor. No teníamos redes sociales. Hoy tenemos Instagram, Twitter, WhatsApp, etc., y cuando publicamos llegamos a 100, 200, 300 personas. Estamos capturando (secuestrando) la atención de todas estas personas, aunque sean un par de segundos, y hay que asumir cierta responsabilidad.

Tenemos la responsabilidad de hacer un ejercicio de análisis sobre lo que comunicamos en estos canales. Tenemos la responsabilidad de comunicar o publicar señal. No queremos ser secuestradores de atención. No queremos ser ruido. Queremos ser señal, ¿verdad?

De nuevo, es más o menos sencillo entender esta relación señal/ruido con lo que publicamos o compartimos en el mundo digital, pero es menos obvio con nuestra versión en directo. Emitimos mucha información en directo. Hablamos, pero de qué hablamos, y cómo lo hablamos, y con qué fin. También, hablamos con la mirada, y con nuestro cuerpo, y nuestra vestimenta, que dice muchas cosas, y con nuestro olor que varía según nuestro estado emocional o nuestro estado de salud.

¿Somos conscientes de si lo que emitimos es señal o es ruido?

Hablamos, y ocupamos, ese momento espacio-temporal y la atención de las personas que hay alrededor con un asunto que podría ser dedicado a otro tema o a otra actividad.

¿Estamos siendo ruido para las personas que nos rodean? ¿Les dejamos expresarse y enfocarse en actividades que les permiten crecer?

Un penúltimo estadio de esta relación con el ruido llega cuando entiendes, y aceptas, que el mayor generador de ruido hacia nosotros somos nosotros mismos. Sí, a menudo no hay ningún agente externo introduciendo ruido y somos nosotros con nuestras decisiones los que elegimos someternos a ruido.

Nos ocupamos con cosas, abrimos aplicaciones que nos proporcionan contenido de consumo rápido, nos llenamos la agenda con actividades, escuchamos un podcast, abrimos YouTube, Netflix, HBO, etc., etc.

¿Por qué rellenamos el tiempo con cosas que hacer?

Mi respuesta a esta pregunta es que sentimos temor de nuestra propia mente y del paso del tiempo, y que sentimos, no temor, sino terror de la combinación tiempo-espacio-silencio, y nos inventamos la necesidad de estar ocupados, de ser productivos, de ser útiles, de ser resolutivos.

El último estadio de esta relación con el ruido es asumir que no se puede vivir sin ruido. Lo necesitamos para comparar y discriminar lo útil de lo inservible.

Entender lo que es señal depende de saber discernir lo que es ruido.

Irse a vivir en soledad puede ser interesante durante una temporada para apagar todo el ruido, pero a largo plazo no me va a permitir avanzar todo lo que podría.

Lo dejo aquí. Hablaré sobre «avanzar» en otro texto.

No quiero terminar sin decir una última cosa. Cuando hablo de ruido a menudo me preguntan:

¿Y cómo puedo saber lo que es señal y lo que es ruido?.

Muy difícil saberlo si no tienes un marco de decisión.

¡Hasta la próxima!